A orillas del río Cauca hay un pueblo donde ‘la felicidad vive’

El pueblo, a orillas del río Cauca, en el suroeste antioqueño, es retrato de esa época: calles empedradas, parque principal, iglesia, casa cural, alcaldía, fondas, trapiches y casas con fachadas blancas, zócalos de colores y con ventanas en madera hacen parte de su inmobiliario.

“Cuando pensó en fundar el pueblo, quería rescatar los años entre 1880 y 1930, 50 años donde los antioqueños colonizaron los pueblos del suroeste y llegaron hasta Cali”, recordó Adriana Toro, nuera de don Rodrigo y dueña del hotel Parasiempre.

Aunque muchos los tacharon de locos y las dificultades no faltaron, “logramos realizar este gran sueño. Fue toda una quijotada”, dijo Andrés Restrepo.

Ese sueño, más que una realidad, hoy es un proyecto de vida. Muchos de los que confiaron y se aventuraron a invertir en él para tener una casa de campo donde descansar los fines de semana o en vacaciones, aspiran a vivir allí una vez se jubilen.

En la entrada al pueblo, que cuenta con vigilancia privada, se lee: “Bienvenido a Cauca Viejo, a esta Antioquia la grande, donde el empuje se expande para todos por parejo, aquí somos el reflejo de esos viejos luchadores, honestos y emprendedores, quienes poniendo su sello, nos legaron lo más bello: identidad y valores”. El poema es de Sapachuzo, seudónimo de don Rodrigo Restrepo.

Inicialmente, estuvo abierto al público, pero a medida que los propietarios compraron y construyeron, a través de la administración, decidieron cerrarlo y ofrecer un turismo más dirigido.

Hoy, de los 140 lotes construidos, 2 son hoteles y hay 20 casas habilitadas para alojar turistas. En total, el pueblo tiene capacidad para hospedar a 300 personas.

“Cauca Viejo es la Cartagena de los paisas, es un lugar muy bien diseñado, tranquilo y exclusivo para descansar y olvidarse de todo”, comenta Toro.

La naturaleza, la historia y la cultura paisa son los principales atractivos del lugar.

Sus visitantes pueden realizar caminatas por los senderos ecológicos, recorridos en bote por el río Cauca, tour arquitectónico por las casas más sobresalientes y salidas en caballo y en bicicleta.

Los visitantes pueden disfrutar de paseos en bote por el río Cauca, entre montañas.

Para los más aventureros hay actividades complementarias como rafting, rappel y torrentismo. Además, pueden hacer recorridos por pueblos cercanos como Jericó, Tarso y Jardín.

Para Adriana y su esposo Andrés, el suroeste tiene mucho potencial: la biodiversidad en flora y fauna, los recursos hídricos y el clima lo convierten en un lugar ideal para un descanso tranquilo e inolvidable. Y ahora con la adjudicación de las Autopistas de la Prosperidad, la región estará a una hora de Medellín.

Con esa visión, cuando compraron el lote para la construcción de su casa, en el marco de la plaza, sabían que a futuro sería un hotel.

Desde hace tres años y medio, lo que fue su casa de campo, es el Hotel Boutique Parasiempre, que tiene como temática la poesía erótica antioqueña.

Las habitaciones, ocho en total, hacen un homenaje a un escritor de la época. En sus paredes están plasmadas las poesías que le dan su nombre. Entre ellas destacan: Rosa de Bolombolo, de León de Greiff; Virgen de la Brisa, de Manuel Donato; Tentación, de Jorge Robledo; Pecado del ángel, de Ciro Mendía y Mujer sin nombre, de Carlos Castro Saavedra.

‘La hotelería debe brindar al huésped pequeños detalles’

Para garantizar una estadía inolvidable, el hotel Parasiempre cuenta con un personal capacitado y dispuesto a ofrecerle un gran servicio.

Adriana destaca que sus empleados, oriundos de la región, tienen calidad humana y disposición para tratar a cada huésped como a un rey.

El hotel, con 8 habitaciones, tiene capacidad para hospedar a 20 visitantes.

Paola Ramírez o Gladis Parra, lo comprueban. Para ambas, la atención y la actitud positiva del personal es algo “formidable” y siempre esperan que vuelvan a visitarlos.

Otro elemento diferencial es la gastronomía. Comidas nacionales como posta negra cartagenera, sopa de fríjoles verdes, bandeja paisa y platos internacionales, como pastas y risottos, son algunos de los platos que los visitantes pueden degustar, todo con un toque gourmet.

Colección de vírgenes, inmobiliario antiguo y curazaos hacen parte de la decoración del hotel.