Antioquia colonial está en Cauca Viejo

Periódico: ElColombiano.com Por: GUSTAVO OSPINA ZAPATA  30 de junio 2008.

Lo que nadie creería está ocurriendo: Rafael Tocancipá está viviendo en Guayaquil y lo raro es que lo pregona a sus anchas. Y hasta invita a la gente a que lo visite.

Pero para sorpresa, su Guayaquil no tiene nada qué ver con el otrora arrabalero y en algunos aspectos sórdido sector de Medellín, donde muchos conflictos se solucionaron a puñaladas en medio de la plaza de mercado y bares tangueros.

El Guayaquil de Rafael es el nombre de una espaciosa, colorida y acogedora casa en la parcelación Cauca Viejo, un pueblo encerrado a orillas del río Cauca, en la zona rural de Jericó, Suroeste antioqueño, y que podría incluirse en la misma lista de esos sueños de paisas arrebatados y echados pa’lante que, contra viento y marea y la incredulidad de muchos, terminan saliéndose con la suya.

Porque así como se hicieron el Metro, el metrocable y el Parque Explora, Cauca Viejo no era fácil. Fue una idea que se le ocurrió a Rodrigo Restrepo Puerta, finquero con alma de poeta que quería ver un pueblo típico antioqueño, estilo colonial, de los que se levantaban hace doscientos años.

Y para vencer toda incredulidad, se le aparecieron en el camino Ramiro Mejía, el mismo del proyecto Tutucán, y el arquitecto Martín Tamayo. Llegaron los compradores de los lotes, todos acogidos a la única condición: que construyeran las casas al estilo de las viejas casonas antioqueñas, amplias, con paredes altas y con patios grandes y espaciosos.

Pasados varios años de iniciarse el proyecto, ya el pueblo está levantado y no es una simple réplica, es toda una localidad, con alcaldía, iglesia y hasta corregimiento.

Visitamos este singular espacio y de verdad que nos dio envidia de la buena. Todo empezó cuando Rafael asomó al balcón de su casa y nos invitó a tomar una cerveza en su bar La Cantaleta, en el que “nadie ha pagado una cerveza, todos se la toman gratis”, dijo, porque para sorpresa, no nos lo abrió para que le compráramos sino para compartir su acogedor espacio.

Rafael vive en Medellín, pero cada fin de semana se desplaza con su familia a Cauca Viejo, donde tiene vecinos, un sitio para rezar, un parque con árboles altos y frondosos y disfruta de cabalgatas, actos culturales y amenas charlas.

“Estoy pensando en venirme a vivir acá. La casa la construí con materiales de segunda, con todo el estilo paisa que acogimos como condición”, explicó Rafael.

Su casa, de verdad, quedó tan llamativa, que María Eugenia Ruiz, una señora que acababa de comprar un lote, no resistió la tentación de ingresar y la tomó como referencia, “está preciosa, pero yo la voy a hacer mejor, ese es el reto”, dijo María Eugenia, que se siente feliz de hacer parte de esta copropiedad, en la que cada quién fue y es autónomo para edificar, pero siempre acogidos a la norma de respetar el estilo colonial.

Bajo una temperatura que oscila entre los 18 y los 30 grados, Cauca Viejo es un escenario de calles empedradas, por las que está prohibida la circulación de motos y cuatrimotos y donde todo el tiempo hay actividades para que el turista se entretenga.

Tiene una extensión de 335.000 mts², equivalentes a 52.26 cuadras o 33 hectáreas, con más de 70 casas construidas. En proyecto de ejecución está el corregimiento La Hermita, “porque todo pueblo que se respete tiene corregimiento”, afirma Andrés Restrepo Ochoa, gerente de la copropiedad, un lugar de exquisita arquitectura e ideal sentirse para como en el pasado.